Norman Rockwell

Dos de los directores que más han moldeado la imaginación de Estados Unidos, George Lucas y Steven Spielberg, comparten una pasión coleccionista que exponen por primera vez al público: sus pinturas de Norman Rockwell, el ilustrador del 'ideal americano'. La muestra puede visitarse hasta el 2 de enero de 2011 en el Museo de Arte Americano Smithsonian de Washington, donde 57 dibujos y lienzos propiedad de ambos directores sugieren la relación de su cine con Rockwell.
Y es que, antes de ser amigos y maestros del cine, Lucas y Spielberg fueron unos niños que crecieron admirando los dibujos de este artista, reconocido sobre todo por sus portadas en la revista 'The Saturday Evening Post', desde 1916 a 1963.
Como dibujante comercial, Rockwell fraguó muchos de los iconos de EEUU en torno a temas como la infancia, el poder la imaginación, la heroicidad o los sueños americanos.
El público conectaba con su arte tanto como con los cineastas, sus fieles admiradores, pero la prensa era su vínculo con los lectores y su mayor inspiración. "No podía leer un periódico sin encontrar una idea para una portada", confesaba en 1917 un joven Rockwell a los inicios de su carrera.
Desde estrellas de Hollywood a idílicas escenas familiares
La versatilidad de su pincel también jugaba a su favor, porque podía reverenciar tanto a héroes de la vida cotidiana como ridiculizar con cariño a estrellas del mundo de Hollywood, uno de sus motivos preferidos. En 'Gary Cooper como tejano', Rockwell lo demostró con audacia, destacó a Efe la comisaria Virginia Mecklenburg, al colorear de llamativo carmín los labios del actor, vestido de 'macho' vaquero mientras se dejaba maquillar por un robusto hombretón con un cigarro en la boca.
Pero escenas de vidas familiares e infantiles, con padres e hijos haciendo los deberes, o el abuelo despistado con su nieto, mostraban más el Rockwell que quedó grabado en la memoria de una generación de estadounidenses.
"Capturó el ideal americano de lo que queríamos creer que éramos", aseguró Lucas a la radio NPR. "No éramos nada mejor entonces de lo que somos ahora, pero el tener ese ideal ahí fuera hizo posible que intentáramos ser más de lo que éramos". Esos valores idealizados siempre contaban con el barniz de una mirada compasiva e inocente que contrastaba con pasajes de humor y a veces incluso de crudas realidades, como en 'Cosecha de melocotones', sobre la crisis económica de 1929.
Influencia en el cine actual
La comisaria conecta esa mirada con el cine de los directores. "Hay conexiones entre todos ellos que tienen que ver con la moralidad y la vida americana, pero también se observa en los episodios graciosos [que retrataba]", explicó.
Para plasmar esos momentos, el artista elegía con cuidado a sus modelos, "como el 'casting' que haría un director de cine", apunta Mecklenburg. Los colocaba, les pedía que posaran, añadía algún detalle, como un lazo en el vestido de una niña, y de aquella estampa construía una historia que encerraba un argumento preciso, complejo y evocador, pero expuesto con sencillez y expresividad icónica.
"Miraba al cuadro y se daba cuenta de que, si en él pasaban muchas cosas, la gente perdería la idea principal", señala la comisaria. Para eso, reducía el marco, como se puede detectar en los originales, y quitaba los detalles externos que creía innecesarios. "Quería que la narrativa y el contenido emocional de la historia estuvieran absolutamente claros", precisa la experta.
Algunos de los cuadros cautivaron de manera especial a los directores, como 'Chico en un trampolín' (1947), la imagen de un niño que se asoma a una piscina con tanto pánico como emoción ante los seis metros de altura. Spielberg, que lo descolgó de su despacho para traerlo al museo, se identifica con ese mismo vértigo al comienzo de cada película, cuenta la comisaria.
Para el director de 'Star Wars', 'Chico leyendo una historia de aventuras' (1923) es uno de los más significativos. En él, un niño cabalga al lado de su doncella mientras lee un libro. Según Lucas, define qué es el arte de contar historias, el de Rockwell y el de otros, "esa magia que surge cuando lees y la historia se vuelve realidad frente a ti".
Texto: Susana Irles (Efe) El Mundo | Washington