Jardiel Poncela, carta a Angelina

Querida Angelina: al volver anteanoche de Zaragoza me encuentro con la tuya que me alegra todo lo que te puedes suponer. Conviene que fuera de casa no comentéis nada del estreno de la comedia, en la parte que se refiere a lo del tercer acto, porque no quiero que nadie suponga que yo trato de menospreciar el trabajo de Pololo Eso aparte de que, si les hubiera dado la gana, igual podían los guipuzcoanos haberles puesto notas a los otros actos, pues el público procede como se le antoja. Allá veremos lo que se puede arreglar en el acto tercero antes del estreno en Madrid, porque Ernesto no es hombre que se deje conducir fácilmente. Por lo demás yo soy fatalista. Lo que haya que ocurrir, bueno o malo, ocurrirá.
Como ves tu encargo de que le rezase tres Ave Marías a la Virgen del Pilar, ha llegado tarde, puesto que ya he estado en Zaragoza y no volveré. De todas suertes, si te da igual que las rece aquí, avisa. Estando a cuarenta y tantos kilómetros del Pilar es de suponer que la Virgen me oirá más fácilmente que a ti, que está a trescientos y pico. Eso suponiendo que la distancia terrenal signifique algo en el concepto de la Santa Señora aragonesa. Oye ... ¿no se puede saber para qué son esas Ave Marías? Me preguntas por las cosas de aquí. .. Todo está casi igual. La tienda más grande, pues ya te enterarías que tiraron el zaguán. Los huertos, lo mismo salvo que ha desaparecido el corral de las gallinas del huerto viejo, y éstas -en número de 16-, residen ahora en el conejar que se hizo en la aguardentería.
En el huerto nuevo hay bastantes rosales, que aún no tienen rosas y en lugar de la higuera grande, hay dos chiquitinas que todavía no dan fruto. La magnolia y los árboles frutales han desaparecido también creo que porque se secaron. Igualmente desaparecieron los árboles del Campo de la Villa, que está sembrado de inmunda remolacha.
La tumba de la pobre mamá, bien. Cuidada y arreglada. Se ve que se preocupan. He rezado allí por todos haciendo verdaderos esfuerzos para recordar bien las oraciones, que tengo casi olvidadas. En fin, la importancia está en el fervor y en la oración sin palabras; lo demás son rutinas del Culto.
Existen aún casi nuevos los sillones de mimbre del huerto y hasta una mesa que no sé si recordarás que hizo Germán y sobre la que reposan ahora las cuartillas que te estoy escribiendo.Antes de que se me olvide, dile a papá, que echo muy de menos sus cartas. Hace días que no recibo noticias suyas.
Enrique Jardiel escribiendo en su casa de Quinto
Foto aportada por Enrique Gallud nieto de Jardiel
Por aquí, de las chicas de entonces", quedan solteras Florita Olite, que está en relaciones con Vicente Abenia, actual médico de la Azaida, las tres de Arilla, cada vez más delgadas, más cursis y más tristes -¡qué tragedia la de estas señoritas de pueblo!- y la Concha Novella. Todas las demás se han casado.

Las tres hermanas Arilla Albar: Julia, Rosa y Carmen
Foto aportada por Maria Pilar Bernad Arilla

El día 30 del pasado se casó,¡por fin! Pilar Pérez después de haber tenido alrededor de una docena de novios. Se ha casado, según decía El Heraldo de Aragón con un "probo empleado". Es decir: "probeza para unos cuantos años". Las tres hermanas viven en Zaragoza. También se casó, como sabrás, Juanita Gache. He estado ayer en la Fábrica a verla y hablé con Doña María y con ella, porque Don Emilio y Vicente Dobato, el marido de Juanita, estaban de caza.
Juanita sigue tan desgarbada y esquelética como de costumbre. Tiene un chiquillo de año y medio que parece una barra de regaliz, pero ella está tan encantada con él, que la juré no haber visto criatura más linda desde que muria el rey de Roma. "Guanita" sigue sin saber castellano ... ni francés y Doña María tiene ya el pelo gris y está más sorda que una tapia y más loca que un rebaño de saltamontes.
Me llamó cher Henry diecinueve veces y me dijo que tenía que ir un día (cuando "Guanita" se fuera a Zaragoza, que se iba a ir el jueves) "a megendar avec elle et monsieur Emile. Qu'elle se croit ca, mais que ca n'est pas ca ... " Porque resulta que monsieur Emile bebe como una esponja y yo no quiero meriendas encurdelantes.
He visto a Don Gil, que está hecho una ruina, hasta el punto de que se le ha olvidado leer y escribir y a veces no se acuerda de cómo se llaman sus hijos. No obstante a mí pareció conocerme. Me preguntó por todos y me dijo que estaba muy gordo. Yate he advertido que el hombre no anda muy bien de la cabeza.
Miguela, como siempre: tomándole el pelo a todo el que se le pone a tiro, y su marido, también como siempre: partiéndose de risa por todo lo que le dice su mujer. Un matrimonio encantador.
Vi también ayer a la Ángela, aquella criada que tuvimos, y a la Pilar, que ha engordado hasta la tonelicie y que anda muy desastrada, detrás de dos chicos que tiene a cual más guarrete. Siguen tan simpáticas como siempre y me hablaron mucho de vosotras.Conviene que leas esta carta en casa y que papá, María y Amparo se enteren del contenido. pues de esta forma, todos tenéis noticias mías y yo no me veo en la precisión de escribiros todos los días cuatro cartas distintas. Di a María que la escribo a ella también.Y, .. nada más. Da muchos recuerdos a Augusto y ahí va un fuerte abrazo para ti de
Enrique Devuelve mis saludos al Tete.
Enrique Jardiel Poncela
Quinto agosto, 1923
Fuente: ATALAYA DE QUINTO