El ejemplo de Miguel Fuster, de la gloria, al abismo y la redención
La pobreza se define como la imposibilidad de acceso y/o carencia de los recursos necesarios para satisfacer las necesidades físicas y psíquicas básicas de los seres humanos tales como alimentación, vivienda, educación, asistencia sanitaria o acceso al agua potable. También es pobreza la falta de medios para poder acceder a dichos recursos, como el desempleo o la falta o precariedad de ingresos. Para Miguel Fuster la pobreza “es una cosa, pero la indigencia es el último eslabón, una situación en la que no tienes sitio, ni sabes dónde ir, un punto sin retorno en el que toda ayuda es poca para salir de esta situación”.
Si buscamos en el Diccionario de la Real Academia Española, encontramos otra acepción más del término pobreza: la falta de magnanimidad, de gallardía, de nobleza del ánimo. Aquella sociedad que no ayude a sus marginados quizás no será pobre en su economía pero sí en su humanidad. Le sobrarán bienes materiales pero le faltará el espíritu. Todos los medios que pueda poner la sociedad, las empresas y colectivos para ayudar a personas 'sin techo' a abandonar la calle son pocos. Cualquiera puede caer en la calle por imposible que parezca.
La pobreza tiene muchas caras: personas sin hogar, parados, mayores, mujeres, niños, jóvenes, inmigrantes, reclusos, drogodependientes, enfermos de SIDA, personas afectadas por catástrofes naturales, hambruna, guerra o epidemias. Indigente puede ser un banquero, un fontanero, un dibujante de cómics o un abogado caído en desgracia. Miguel Fuster habla de pobreza en sus cómics. La pobreza material la sufrió el. La pobreza de espíritu la padece nuestra sociedad.
Miguel Fuster en las V Jornadas contra la pobreza
Conocí a Miguel Fuster en octubre de 2008 a través de internet. Su amigo, el prestigioso fotógrafo mexicano afincado en Barcelona y colaborador de la Fundación Arrels, Juan Lemus, le había creado un blog en donde colgar cuadros que pintaba y reflexiones escritas sobre sus años de indigente. Me quedé fascinado tanto por el dramatismo de la historia –la realidad parecía superar a la ficción- como por la fuerza de sus dibujos. Las rayas -nunca líneas- emborronaban maravillosa y despiadadamente los retratos, escenas y lugares que salpicaban el blog, confeccionando un realismo que a la vez que bebía de Luis García (su maestro, guía y amigo) se alejaba de él y retornaba, decadente, a la historieta romántica de los gloriosos setenta.
El 30 de agosto de ese mismo año, Miguel Fuster fue ponente en el “V Encuentro de participación de Personas en Situación de Pobreza en la Unión Europea”, organizado por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en España, celebrado en Zaragoza. Ahí le conocí en persona. Sería el primero de muchos encuentros en los que Miguel me contará sobre su vida en la indigencia pero también sobre su época anterior como profesional del dibujo. Sobre amigos y compañeros de Selecciones Ilustradas como Luis García o Carlos Giménez.
En dicho encuentro además de Miguel asistieron un total de 125 participantes, personas que viven o vivieron en situación de pobreza y exclusión social por circunstancias como la falta de hogar o las drogodependencias. Estos encuentros de participación respondían a uno de los objetivos principales de la citada red: Dar voz a quienes generalmente no son escuchados y trasladar sus propuestas, demandas y opiniones a las políticas de inclusión.
La iniciativa de organización de estos encuentros se basa en uno de los objetivos acordados en el Consejo Europeo de Niza para la Estrategia adoptada en el Consejo de Lisboa: el de movilizar a todos los agentes, incluyendo a las personas en situación de pobreza, con el fin de lograr un impacto decisivo en la erradicación de este problema en los países europeos de la Unión para el año 2010. La citada red participó dentro del pabellón de iniciativas ciudadanas "El Faro" de la Expo Internacional Zaragoza 2008, en el que presentó las conclusiones del encuentro y donde, además, hubo una exposición sobre pobreza y marginación en Europa.
¿Y qué pinta un artista en este tipo de eventos? Miguel pintó su testimonio
Y es que Miguel pasó quince años de su vida en la calle, alternando las pensiones y los albergues, con los cajeros automáticos, los cartones y las estaciones de trenes y autobuses.
Parece imposible creer que Miguel Fuster -cuya obra distribuía en el extranjero en los años sesenta la agencia Selecciones Ilustradas del legendario Josep Toutain- llegara a ser un indigente que mendigaba unos tetrabriks de vino a los turistas a cambio de cuadros taurinos en el barcelonés barrio de Sants. Quince años durmiendo en plazas, cajeros automáticos, pensiones infectas, parques, portales, túneles de tren y ruinosas casas deshabitadas. Pintando cuadros de toros y flamencas para malvender a los turistas y obtener unas monedas con las que mendigar el cartón de vino, su único y traicionero aliado.
A pesar de nunca firmar cómic de autor, Miguel gozó de una vida de éxitos profesionales desde muy temprana edad. Su don, la pintura, le permitió el reconocimiento profesional y la admiración de sus allegados. La crisis del cómic en los ochenta, incapaz de competir ante nuevas formas de ocio (como los videojuegos), el alcohol y su carácter extrovertido, vividor, generoso, mujeriego,... le hicieron derrochar su fortuna. “Amigos del alma, y mujeres que dijeron amarme me hicieron creer que yo era Dios” reconoce, sin embargo, sin ningún atisbo de amargura ni rencor.
La Fundación Arrels
Arrels es una fundación privada dedicada a la atención de personas sin hogar de Barcelona. Nació en 1987 y su objetivo principal es colaborar en el desarrollo integral de las personas en situación de exclusión social, concretamente en el de las personas sin techo que se encuentran en una situación más crítica. Hasta la fecha han atendido a más de 6.000 personas.
Fueron unos voluntarios de la Fundación Arrels quienes lo recogieron moribundo una fría mañana en la Plaza de Sants. Es a ellos a quien Miguel debe la vida. Pero también se la debe a sí mismo. A su lucha contra el maldito alcohol. Miguel ya no bebe y por eso decidió dar ejemplo a sus hermanos indigentes y al resto de la sociedad y dibujar su vida.
Esta desgarradora novela gráfica y las que le han precedido narran en primera persona sus vivencias en la calle. Las agresiones sufridas, los compañeros fallecidos (en cuerpo y alma) pero sobre todo la indiferencia de la gente (mucho más dolorosa que el rencor, el odio o el miedo). Los sobrecogedores y sombríos dibujos de Miguel, a base de infinitas rayas (nunca líneas) se mortifican para expiar el daño sufrido (y el que –así lo reconoce- ha causado a sus seres queridos). Este cómic es una efectiva arma contra la estulticia imperante en nuestra aburguesada sociedad en donde el orden de las prioridades se encuentra distorsionado. La ignorancia ya no es excusa.
Su trilogía es un verdadero ejercicio de redención. En cada cuadro, Miguel revive dramáticos acontecimientos de su vida. Como aquellas mujeres que le amaron y a las que amó. Y aquellas que las drogas le arrebataron. Como la violencia y el miedo, la incomprensión y el desprecio de las personas en cuyo mundo feliz no caben despojos ni alteraciones del orden establecido. Como la rama del árbol que veía -cuando el amanecer le despertaba en el frío suelo de la montaña barcelonesa, a la que huía muchas noches en el tren de cercanías de Les Planes- y que en su delirio interpretaba como una soga de un reo.
“A pesar de lo que he tenido que pasar estos años en la calle, jamás me arrepentí en absoluto de esos años”
Y es que Miguel es orgulloso y también agradecido. A la Fundación Arreles le debe la vida. Y con su pintura y sus ganas de vivir está pagando su deuda.
Responsabilidad Social Corporativa
El 16 de febrero de 2010 coordiné en el Centro Joaquín Roncal de la Fundación CAI–ASC de Zaragoza un panel de prestigiosos expertos para debatir un tema candente: ¿Puede la RSC aportar soluciones ante la pobreza? Más allá de la caridad, la RSC es el conjunto de obligaciones y compromisos, legales y éticos que se derivan de los impactos que la actividad de las organizaciones produce en el ámbito social, laboral, medioambiental, financiero y de los derechos humanos. La RSC es un nuevo estilo de management, de gestión empresarial, basado en Principios y no sólo (y por supuesto sin renunciar a ello) en la búsqueda de la rentabilidad. ¿Rentabilidad? Sí, por supuesto pero sostenible.
Los ponentes fueron:
- María Ángeles López, gerente del Ilustre Colegio Oficial de Economistas de Aragón
- Carlos Sauras, presidente de CARITAS Zaragoza
- Julio Cortés, presidente de la Consultora Milenium3
- Miguel Fuster que fue sin lugar a dudas la estrella mediática de la Jornada
Los medios de comunicación le perseguían, le acosaban. Llegué a cerrarle once entrevistas en un solo día para otros tantos periódicos, radios y televisiones. La cobertura fue total: abrió los telediarios regionales, los boletines radiofónicos y las contraportadas de los periódicos de referencia en Aragón. Y no fue para menos. El testimonio de Miguel Fuster resultaba estremecedor. Al término de su charla ante un salón de actos abarrotado del público, un asistente se levantó y con la voz quebrada por la emoción animó al público a realizar una cerrada ovación a Miguel como premio a su valentía y a su honradez en su testimonio. Qué cierto es eso de que cuanto más alto se sube más dura es la caída. Fuster recordó su dura experiencia en las calles, tras quince larguísimos años deambulando por la ciudad de Barcelona y otras como Reus, en los que pasó por distintos centros de rehabilitación sin conseguir recuperarse, ya que tras el paso por estos centros "al volver a la calle", y sin nada en lo que apoyarse, "volví a recaer". "Se pasa muy mal en la calle” me aseguraba.
Como ya se ha dicho, Juan Lemus creó un blog en el que se narraba la experiencia de Fuster en la calle y en el que colgó sus primeros cuadros que serían adquiridos por amigos, primero y por coleccionistas, después. Esa fue una de las lecciones que dio la RSC: poner en valor la obra de Miguel ha sido esencial en su rehabilitación. En 2009, la Generalitat de Cataluña le concedió la mención de honor del XXVII Premio Serra i Moret al Civismo por 'Últimos días', uno de los capítulos de su obra autobiográfica 'Miguel, 15 años en la calle'. Miguel se ha rehabilitado. Y los primeros beneficiados somos todos los amantes del cómic que vamos a disfrutar del arte de Miguel otra vez. Es decir, la Sociedad entera se ha beneficiado del retorno a los pinceles de Miguel. Miguel es más feliz. La Sociedad es más feliz. El padre de la Economía de Mercado, Adam Smith, estaría encantado con esta maximización de la Felicidad Total.
Carlos Giménez
Con Miguel he compartido muchas tertulias. Miguel es un torrente y yo creo que ni debajo del agua podría estar callado. Miguel cuenta increíbles anécdotas de su vida profesional y personal. De amoríos, de aventuras, de viajes, de borracheras. Y como mínimo común múltiplo siempre aparecía Carlos Giménez. Lo sorprendente fue que esas historias yo ya las conocía. Las había leído en Historias de Sexo y Chapuzas (1995) de Carlos Giménez en las que Miguel es el protagonista. Aquellas fiestas en su casa bebiendo champán “Don Gato” con Robertito, Quin, Federico o el Yu-Yu “a quien todos apreciaban”. Y sus mujeres. Como Chari o Gemma Y sus especialidades culinarias, como los espaguetis con sobrasada. Y cameos. En Tequila Bang (1979) del Equipo Premiá (Giménez, Usero y Font) junto con Victor Mora, no hay viñeta en la que aparezca un periódico que no lleve a Fuster en la portada, ya sea por su regreso a España tras un tiempo viviendo en el Extranjero, por la inauguración de una exposición suya en Jaca (Huesca) o por el robo de uno de sus cuadros en una Pinacoteca.
Recientemente tuve el placer de hacer de mensajero y entregar un álbum de Carlos para Miguel y recíprocamente otro de Miguel para Carlos, por supuesto, ambos con emocionantes dedicatorias de dos camaradas a los que el tiempo ni la distancia podrá nunca separar.