Entro en una librería. “Estaba buscando un libro, “V de Vendetta” de Alan Moore y David Lloyd” le comento al señor que está detrás del mostrador. ¿”V de Vendetta?, un segundo” responde mientras teclea el título en el ordenador. “Que raro, no me sale nada. Es nuevo ¿verdad? ... El caso es que me suena, ... ¿lo he escrito bien?”. Sí, lo había escrito bien y al final aparece. “Pero no es un libro, es un cómic –afirma categórico-. Mire, lo tiene en el pasillo de la derecha, al lado de la sección del libro infantil”. Efectivamente ahí está. Lo abro y lo ojeo. “La felicidad es una cárcel, Evey. La felicidad es la cárcel más insidiosa de todas” se lee en una viñeta; “dices que me quieres y no es verdad porque me has atemorizado y torturado para divertirte, ...” llora una chica en otra. En la estantería de al lado, Javier Solchaga enseña a los niños a hacer juguetes con materiales reciclados, Astérix se reconcilia con Obélix tras una inocente discusión y Luky Luke, que ya no fuma si no que masca una ramita, arresta a los malísimos hermanos Dalton. Y luego nos quejamos de la violencia en la televisión emitida en horario infantil.