Entrevista de Lidia Conde a Karl Schweizer, Director de Art Banking de UBS. Cinco Días (28-07-2008):
Karl Schweizer es el director de Art Banking del banco UBS. La entidad suiza fue la primera en ver el enorme potencial del arte como negocio bancario. Ocupa a doce especialistas e historiadores de arte y es considerada la madre del art banking. Desde 1994 patrocina la feria de arte suiza Art Basel, evento que le permite seguir los precios del mercado del arte y la trayectoria de sus creadores.
¿En qué momento está el mercado del arte y cuándo va a romper la burbuja?
En este momento nos encontramos en la fase final de la formación de una burbuja especulativa.
En periodos de Bolsa fuerte y mucha liquidez fluye también mucho dinero en el mercado.
Los vendedores determinan entonces los precios y se crea una burbuja.
Con la crisis actual se está registrando ya un cambio.
Ahora estamos ante un mercado de compradores, que deciden si están dispuestos o no a comprar y a qué precio.
Se compra menos y se compra, sobre todo, calidad.
Aunque hay que precisar que sólo hay un segmento del mercado que compra menos: la clientela de obras con un valor de hasta 10.000 euros.
La razón es que este grupo se siente inseguro.
Es una reacción psicológica. Porque el arte es lujo.
¿Quién compra y por qué?
Los ricos.
La clientela está formada por cuatro grupos.
Uno pequeño, profesional, el de los coleccionistas, con una visión, un concepto y un plan.
Un segundo grupo, el más numeroso, compra para decorar su entorno.
Luego está el de los herederos.
Y por último, muy pequeño, que constituye el 1% de la clientela, el de los marchantes y especuladores.
Y, entre estos últimos, los fondos, que intervienen con el propósito de hacer negocio a corto plazo.
Pero es una ficción. Sobre todo porque no hay ninguna posibilidad de hacer un pronóstico serio.
Aunque a más calidad, menor es la probabilidad de equivocarse.
En general, es un mercado difícil de pronosticar, que genera además muchos costes: de mantenimiento, seguridad, reventa (comisiones), etc.
Es un mercado extraño y difícil. Y es pequeño.
Entonces, ¿no es apto para quienes sólo buscan pluvalías rápidas?
No. Pese al lucro del sector durante los últimos años, es arriesgado invertir en arte.
La forma de evaluar la calidad de una obra de arte por parte del mundo profesional resulta casi inaccesible para los compradores potenciales.
Esa incomprensión e inseguridad y el hecho de que sean piezas únicas, con una componente de inversión y una componente de consumo, convierten el mercado del arte en un asunto de ricos.
Además, no es un mercado transparente.
Los compradores pueden buscar calidad, analizar la relevancia histórica de la obra y el valor actual del artista en el mercado; pero no se puede pronosticar su precio futuro.
Nadie puede saber si un artista de prestigio de hoy no caerá en el olvido en unos años.
La gran diferencia entre arte y acciones es que no se puede hacer pronósticos (como dividendos y curso de su valor) a partir de datos económicos.
¿Cuál es el futuro del art banking?
Se seguirá desarrollando como servicio, porque el negocio del arte requiere profesionales muy cualificados. Y los nuevos ricos quieren que les asesoren. Disponemos de cientos de clientes al año; sobre todo de Europa, Asia, Latinoamérica y EE UU. Rodearse de arte cumple una función de aceptación social. Con arte se es alguien. Confiere encanto.
Karl Schweizer es el director de Art Banking del banco UBS. La entidad suiza fue la primera en ver el enorme potencial del arte como negocio bancario. Ocupa a doce especialistas e historiadores de arte y es considerada la madre del art banking. Desde 1994 patrocina la feria de arte suiza Art Basel, evento que le permite seguir los precios del mercado del arte y la trayectoria de sus creadores.
¿En qué momento está el mercado del arte y cuándo va a romper la burbuja?
En este momento nos encontramos en la fase final de la formación de una burbuja especulativa.
En periodos de Bolsa fuerte y mucha liquidez fluye también mucho dinero en el mercado.
Los vendedores determinan entonces los precios y se crea una burbuja.
Con la crisis actual se está registrando ya un cambio.
Ahora estamos ante un mercado de compradores, que deciden si están dispuestos o no a comprar y a qué precio.
Se compra menos y se compra, sobre todo, calidad.
Aunque hay que precisar que sólo hay un segmento del mercado que compra menos: la clientela de obras con un valor de hasta 10.000 euros.
La razón es que este grupo se siente inseguro.
Es una reacción psicológica. Porque el arte es lujo.
¿Quién compra y por qué?
Los ricos.
La clientela está formada por cuatro grupos.
Uno pequeño, profesional, el de los coleccionistas, con una visión, un concepto y un plan.
Un segundo grupo, el más numeroso, compra para decorar su entorno.
Luego está el de los herederos.
Y por último, muy pequeño, que constituye el 1% de la clientela, el de los marchantes y especuladores.
Y, entre estos últimos, los fondos, que intervienen con el propósito de hacer negocio a corto plazo.
Pero es una ficción. Sobre todo porque no hay ninguna posibilidad de hacer un pronóstico serio.
Aunque a más calidad, menor es la probabilidad de equivocarse.
En general, es un mercado difícil de pronosticar, que genera además muchos costes: de mantenimiento, seguridad, reventa (comisiones), etc.
Es un mercado extraño y difícil. Y es pequeño.
Entonces, ¿no es apto para quienes sólo buscan pluvalías rápidas?
No. Pese al lucro del sector durante los últimos años, es arriesgado invertir en arte.
La forma de evaluar la calidad de una obra de arte por parte del mundo profesional resulta casi inaccesible para los compradores potenciales.
Esa incomprensión e inseguridad y el hecho de que sean piezas únicas, con una componente de inversión y una componente de consumo, convierten el mercado del arte en un asunto de ricos.
Además, no es un mercado transparente.
Los compradores pueden buscar calidad, analizar la relevancia histórica de la obra y el valor actual del artista en el mercado; pero no se puede pronosticar su precio futuro.
Nadie puede saber si un artista de prestigio de hoy no caerá en el olvido en unos años.
La gran diferencia entre arte y acciones es que no se puede hacer pronósticos (como dividendos y curso de su valor) a partir de datos económicos.
¿Cuál es el futuro del art banking?
Se seguirá desarrollando como servicio, porque el negocio del arte requiere profesionales muy cualificados. Y los nuevos ricos quieren que les asesoren. Disponemos de cientos de clientes al año; sobre todo de Europa, Asia, Latinoamérica y EE UU. Rodearse de arte cumple una función de aceptación social. Con arte se es alguien. Confiere encanto.