Pese a que el arte sigue vendiéndose a precios desorbitados, hay voces que auguran ya un ajuste del sector. Os copio artículo de Lidia Conde del 28 de julio de 2008 para Cinco Días:
El boom del arte continúa.
A pesar de la crisis, se están comprando y vendiendo obras como nunca.
¿Hasta cuándo? Se preguntan los profesionales del sector.
¿Cuándo estallará la burbuja en el mercado artístico? 'Ya mismo', afirma Karl Schweizer, director del departamento Art Banking del banco suizo UBS y asesor de las grandes fortunas.
Pues los ricos son la clientela habitual del mercado artístico: 9,5 millones de personas con un millón de dólares para invertir en activos financieros (excluyendo las primeras viviendas).
Y los superricos: 94.970 personas con una fortuna superior a los 30 millones de dólares.
Según Schweizer, estamos en la última fase de la burbuja.
Se empieza a comprar menos y se vende sólo calidad.
'El mercado del arte está ahora en manos de los compradores, que deciden si quieren comprar o no y a qué precio'.
Sobre todo, las obras por debajo de los 10.000 euros pierden demanda.
Pero las piezas más valiosas se seguirán vendiendo.
'Los grandes patrimonios tienen suficiente dinero y quieren rodearse de obras de arte, porque es lujo y cumple una función de aceptación social', afirma el asesor suizo. Es invertir en prestigio.
En diciembre de 1990, la sala de Christie's en Londres se subastaba un lienzo de Van Gogh propiedad de la actriz Elizabeth Taylor.
Pero El asilo y la capilla de Saint Rémy se quedó sin vender, confirmando la crisis del sector, peor que la de la primera mitad de los 80.
En mayo del mismo año, un japonés había pagado un precio récord, 52 millones de euros, por Retrato del doctor Gadget en una subasta de Christie's en Nueva York.
¿Qué había pasado?
Mientras duró el boom bursátil de los 80 se desarrolló una burbuja artística, alimentada por el crecimiento de los precios de obras impresionistas, modernas y contemporáneas.
Una demanda que se financió, en parte, a crédito. La caída de las Bolsas terminó por romper la burbuja.
¿Y ahora?
Durante los últimos años los precios se han disparado.
La gente ha comprado arte que sólo conocía por fotos.
Pero las casas de subastas aseguran que el mercado de hoy se asienta sobre un fundamento más seguro y que el arte se ha convertido en una afición de masas.
Afirman también que los nuevos ricos no compran a crédito.
Sin embargo, muchos expertos se muestran escépticos y recuerdan la especulación de finales de los 80.
Entre ellos, Schweizer, quien ve una burbuja a punto de estallar.
Según el experto suizo, 'sólo las buenas obras y las de mayor relevancia histórica, los modernos clásicos y la obra de post guerra del siglo XX, se seguirán vendiendo bien y a un elevado precio', añade.
También Mary Hoeveler, jefa del servicio de asesoramiento de arte de Citigroup Private Bank, espera una corrección, aunque no una caída dramática.
'El mercado se mueve en ciclos de entre siete y diez años. Tras el crac de principios de los 90, los precios no han parado de crecer desde 1996'.
En el mismo sentido se expresa la asesora de arte Victoria Combalía. 'Los profesionales están a la espera porque no se sabe muy bien qué va a pasar, habrá una desaceleración, pero no muy fuerte'.
En cuanto a la irrupción de los multimillonarios de Rusia, China e India y de los especuladores y los hedge funds en el mercado, la experta catalana opina que la especulación no ha llevado nunca a buen puerto.
Tampoco cree que la aparición de un nuevo colectivo de coleccionistas de países emergentes provoque cambios en el tipo de demanda. 'Compran para invertir y lucirse'.
Por ahora, las galerías siguen vendiendo pese al frenazo económico.
Las casas de subastas alcanzan incluso precios récord.
El crecimiento del volumen de transacciones parece imparable.
La feria suiza Art Basel, que cerró en junio sus puestas, evidenció de nuevo la gran especulación.
Los precios aumentan desde hace diez años.
Entre los visitantes, gente famosa como el actor Brad Pitt o el millonario ruso Roman Abramovich, que hace pocas semanas rompía el mercado con los mayores precios pagados por un Bacon y un Lucian Freud.
'Seis mil obras por un valor total de cientos de millones de dólares han cambiado de dueño en Basel', según Karl Schweizer.
'De crisis, nada', afirma el portavoz de Art Basel, Peter Vetsch. 'Más bien lo contrario. Se vendió mucho'.
También Urs Lanter, director de la casa Sotheby's está contento. 'La subasta de finales de mayo fue la cuarta mejor desde 1979'.
Y no son sólo obras clásicas. También está aumentando el precio del arte moderno.
El índice del mercado artístico Artprice.com confirma este desarrollo.
Schweizer calcula que el mercado mundial del arte factura 25.000 millones de euros anuales; cifra que incluye el mercado primario (galerías que dan salida a las nuevas obras) y el secundario (casas de subasta y marchantes, para las piezas de segunda mano).
Pero al no ser un mercado transparente, se cree que mueve un volumen de negocio superior.
Según el británico Alistair Hicks, asesor artístico del Deutsche Bank, 'los clientes quieren saber qué obras son las más deseadas; pero el problema es que el foco de los compradores está cambiando'.
Hicks, miembro de un equipo que creó una colección de 50.000 obras para el primer banco alemán, opina que para apostar por lo seguro habría que concentrarse en modernos clásicos como Jackson Pollock y Piet Mondrian.
Una apuesta carísima.
Por esta razón, no recomienda comprar arte por razones exclusivamente económicas.
Una de las grandes tendencias registradas por el World Wealth Report de 2007 fue la globalización.
Hay una relación entre el boom artístico y el mayor número de ricos.
Cada vez más fortunas invierten en arte como producto financiero para diversificar su cartera.
Un fenómeno que se registra también en las economías emergentes.
Y es una de las razones de que hayan subido los precios de los productos de lujo analizados en el índice Clewi (Cost of Living Extremely Well Index).
Los ricos de los países emergentes y las denominadas naciones BRIC (Brasil, Rusia, India y China) se están convirtiendo en coleccionistas de las obras de su identidad cultural.
Por otro lado, mucha clientela occidental se interesa por el arte de países emergentes como India, Rusia, Polonia, Cuba y China.
De ahí que Christie's haya abierto en Dubai y Sotheby's en Moscú y Pekín.
Según Artprice.com, en 2006 aumentó un 40% el precio del arte contemporáneo.
También Eric Czotcher, autor del estudio Invertir en arte contemporáneo, ha observado que las obras de elevado precio registraron un rendimiento anual de entre el 6% y el 20% en los últimos 30 años.
Pero los expertos de art banking afirman que rechazarían a un cliente dispuesto a gastarse un millón de dólares en arte para obtener beneficios a un plazo de entre tres y cinco años.
Demasiados factores subjetivos fijan los precios.
Por eso, quien compra arte que le guste invierte mejor que quien especula a corto plazo, concluye Hoeyeler.
Y si uno se equivoca: queda el valor estético y emocional.
Una pasión de grandes fortunas
El arte es una de sus grandes debilidades.
Por lo que una de las razones del boom es que cada vez hay más ricos que cada vez son más ricos.
La fortuna de los superricos se disparó en el mundo un 11,4% en 2006.
Son 9,5 millones de personas (un 8,3% más) y disponen de 37,2 billones de dólares, 15 veces el PIB del Reino Unido.
¿Dónde hay más? En EE UU, Japón, Alemania y Gran Bretaña.
Pero la mayor parte del crecimiento en la población mundial de altos ingresos en 2006 provino de Singapur (un 21,2% más que el año anterior) e India (un 20,5% más).
Es decir, se perpetúa el auge de una nueva élite de superricos en países emergentes como China, India y Rusia.
La globalización en la creación de la riqueza se ha acelerado, afirma Chris Gant, de Capgemini Financial Services. Según Merrill Lynch y Capgemini, el alza de las fortunas mundiales se ha debido al último boom de los mercados bursátiles y al elevado precio de las materias primas.
Por lo que la demanda de productos de lujo ha aumentado también, haciéndolos más caros.
El índice Clewi que mide el coste de la cesta de 42 productos y servicios de lujo subió un 7 % en 2006.
Clewi compara la inflación de los bienes de lujo con la que registran los productos de consumo diario (4%) en aquel mismo año.
En 2005, esa relación fue del 4% frente a 3,6%.
Los millonarios del mundo dedican la cuarta parte de sus inversiones de pasión (investments of passion), según la terminología utilizada por the World Wealth Report, de Merrill Lynch, a yates y aviones privados y una quinta a arte.
Si se toma sólo el grupo de los ultrarricos, estos invierten todavía más en arte: 25%.
El boom del arte continúa.
A pesar de la crisis, se están comprando y vendiendo obras como nunca.
¿Hasta cuándo? Se preguntan los profesionales del sector.
¿Cuándo estallará la burbuja en el mercado artístico? 'Ya mismo', afirma Karl Schweizer, director del departamento Art Banking del banco suizo UBS y asesor de las grandes fortunas.
Pues los ricos son la clientela habitual del mercado artístico: 9,5 millones de personas con un millón de dólares para invertir en activos financieros (excluyendo las primeras viviendas).
Y los superricos: 94.970 personas con una fortuna superior a los 30 millones de dólares.
Según Schweizer, estamos en la última fase de la burbuja.
Se empieza a comprar menos y se vende sólo calidad.
'El mercado del arte está ahora en manos de los compradores, que deciden si quieren comprar o no y a qué precio'.
Sobre todo, las obras por debajo de los 10.000 euros pierden demanda.
Pero las piezas más valiosas se seguirán vendiendo.
'Los grandes patrimonios tienen suficiente dinero y quieren rodearse de obras de arte, porque es lujo y cumple una función de aceptación social', afirma el asesor suizo. Es invertir en prestigio.
En diciembre de 1990, la sala de Christie's en Londres se subastaba un lienzo de Van Gogh propiedad de la actriz Elizabeth Taylor.
Pero El asilo y la capilla de Saint Rémy se quedó sin vender, confirmando la crisis del sector, peor que la de la primera mitad de los 80.
En mayo del mismo año, un japonés había pagado un precio récord, 52 millones de euros, por Retrato del doctor Gadget en una subasta de Christie's en Nueva York.
¿Qué había pasado?
Mientras duró el boom bursátil de los 80 se desarrolló una burbuja artística, alimentada por el crecimiento de los precios de obras impresionistas, modernas y contemporáneas.
Una demanda que se financió, en parte, a crédito. La caída de las Bolsas terminó por romper la burbuja.
¿Y ahora?
Durante los últimos años los precios se han disparado.
La gente ha comprado arte que sólo conocía por fotos.
Pero las casas de subastas aseguran que el mercado de hoy se asienta sobre un fundamento más seguro y que el arte se ha convertido en una afición de masas.
Afirman también que los nuevos ricos no compran a crédito.
Sin embargo, muchos expertos se muestran escépticos y recuerdan la especulación de finales de los 80.
Entre ellos, Schweizer, quien ve una burbuja a punto de estallar.
Según el experto suizo, 'sólo las buenas obras y las de mayor relevancia histórica, los modernos clásicos y la obra de post guerra del siglo XX, se seguirán vendiendo bien y a un elevado precio', añade.
También Mary Hoeveler, jefa del servicio de asesoramiento de arte de Citigroup Private Bank, espera una corrección, aunque no una caída dramática.
'El mercado se mueve en ciclos de entre siete y diez años. Tras el crac de principios de los 90, los precios no han parado de crecer desde 1996'.
En el mismo sentido se expresa la asesora de arte Victoria Combalía. 'Los profesionales están a la espera porque no se sabe muy bien qué va a pasar, habrá una desaceleración, pero no muy fuerte'.
En cuanto a la irrupción de los multimillonarios de Rusia, China e India y de los especuladores y los hedge funds en el mercado, la experta catalana opina que la especulación no ha llevado nunca a buen puerto.
Tampoco cree que la aparición de un nuevo colectivo de coleccionistas de países emergentes provoque cambios en el tipo de demanda. 'Compran para invertir y lucirse'.
Por ahora, las galerías siguen vendiendo pese al frenazo económico.
Las casas de subastas alcanzan incluso precios récord.
El crecimiento del volumen de transacciones parece imparable.
La feria suiza Art Basel, que cerró en junio sus puestas, evidenció de nuevo la gran especulación.
Los precios aumentan desde hace diez años.
Entre los visitantes, gente famosa como el actor Brad Pitt o el millonario ruso Roman Abramovich, que hace pocas semanas rompía el mercado con los mayores precios pagados por un Bacon y un Lucian Freud.
'Seis mil obras por un valor total de cientos de millones de dólares han cambiado de dueño en Basel', según Karl Schweizer.
'De crisis, nada', afirma el portavoz de Art Basel, Peter Vetsch. 'Más bien lo contrario. Se vendió mucho'.
También Urs Lanter, director de la casa Sotheby's está contento. 'La subasta de finales de mayo fue la cuarta mejor desde 1979'.
Y no son sólo obras clásicas. También está aumentando el precio del arte moderno.
El índice del mercado artístico Artprice.com confirma este desarrollo.
Schweizer calcula que el mercado mundial del arte factura 25.000 millones de euros anuales; cifra que incluye el mercado primario (galerías que dan salida a las nuevas obras) y el secundario (casas de subasta y marchantes, para las piezas de segunda mano).
Pero al no ser un mercado transparente, se cree que mueve un volumen de negocio superior.
Según el británico Alistair Hicks, asesor artístico del Deutsche Bank, 'los clientes quieren saber qué obras son las más deseadas; pero el problema es que el foco de los compradores está cambiando'.
Hicks, miembro de un equipo que creó una colección de 50.000 obras para el primer banco alemán, opina que para apostar por lo seguro habría que concentrarse en modernos clásicos como Jackson Pollock y Piet Mondrian.
Una apuesta carísima.
Por esta razón, no recomienda comprar arte por razones exclusivamente económicas.
Una de las grandes tendencias registradas por el World Wealth Report de 2007 fue la globalización.
Hay una relación entre el boom artístico y el mayor número de ricos.
Cada vez más fortunas invierten en arte como producto financiero para diversificar su cartera.
Un fenómeno que se registra también en las economías emergentes.
Y es una de las razones de que hayan subido los precios de los productos de lujo analizados en el índice Clewi (Cost of Living Extremely Well Index).
Los ricos de los países emergentes y las denominadas naciones BRIC (Brasil, Rusia, India y China) se están convirtiendo en coleccionistas de las obras de su identidad cultural.
Por otro lado, mucha clientela occidental se interesa por el arte de países emergentes como India, Rusia, Polonia, Cuba y China.
De ahí que Christie's haya abierto en Dubai y Sotheby's en Moscú y Pekín.
Según Artprice.com, en 2006 aumentó un 40% el precio del arte contemporáneo.
También Eric Czotcher, autor del estudio Invertir en arte contemporáneo, ha observado que las obras de elevado precio registraron un rendimiento anual de entre el 6% y el 20% en los últimos 30 años.
Pero los expertos de art banking afirman que rechazarían a un cliente dispuesto a gastarse un millón de dólares en arte para obtener beneficios a un plazo de entre tres y cinco años.
Demasiados factores subjetivos fijan los precios.
Por eso, quien compra arte que le guste invierte mejor que quien especula a corto plazo, concluye Hoeyeler.
Y si uno se equivoca: queda el valor estético y emocional.
Una pasión de grandes fortunas
El arte es una de sus grandes debilidades.
Por lo que una de las razones del boom es que cada vez hay más ricos que cada vez son más ricos.
La fortuna de los superricos se disparó en el mundo un 11,4% en 2006.
Son 9,5 millones de personas (un 8,3% más) y disponen de 37,2 billones de dólares, 15 veces el PIB del Reino Unido.
¿Dónde hay más? En EE UU, Japón, Alemania y Gran Bretaña.
Pero la mayor parte del crecimiento en la población mundial de altos ingresos en 2006 provino de Singapur (un 21,2% más que el año anterior) e India (un 20,5% más).
Es decir, se perpetúa el auge de una nueva élite de superricos en países emergentes como China, India y Rusia.
La globalización en la creación de la riqueza se ha acelerado, afirma Chris Gant, de Capgemini Financial Services. Según Merrill Lynch y Capgemini, el alza de las fortunas mundiales se ha debido al último boom de los mercados bursátiles y al elevado precio de las materias primas.
Por lo que la demanda de productos de lujo ha aumentado también, haciéndolos más caros.
El índice Clewi que mide el coste de la cesta de 42 productos y servicios de lujo subió un 7 % en 2006.
Clewi compara la inflación de los bienes de lujo con la que registran los productos de consumo diario (4%) en aquel mismo año.
En 2005, esa relación fue del 4% frente a 3,6%.
Los millonarios del mundo dedican la cuarta parte de sus inversiones de pasión (investments of passion), según la terminología utilizada por the World Wealth Report, de Merrill Lynch, a yates y aviones privados y una quinta a arte.
Si se toma sólo el grupo de los ultrarricos, estos invierten todavía más en arte: 25%.