Leo en El Confiencial que los niños españoles no creen que el dinero da la felicidad.
Según la encuesta elaborada por Adecco a más de 2.000 niños entre 4 y 17 años, el 75% antepone su vocación profesional al sueldo que aspiran alcanzar.
Sólo el 20% prefiere ganar mucho sueldo a desempeñar el trabajo de sus sueños.
Si se analizan estas respuestas por sexos, se comprueba cómo el porcentaje de niñas que priorizan la vocación asciende hasta el 81,4%, frente al 68% de niños.
De hecho, uno de cada cuatro niños aspira a ganar mucho dinero aunque no ejerza una profesión que le guste.
Este porcentaje, en cambio, desciende hasta el 14,8% en el caso de las niñas, que reflejan una orientación más vocacional en sus carreras profesionales.
Otra de las conclusiones de la encuesta es que los niños ya no quieren ser como sus padres.
En cambio, a éstos sí que les gustaría que sus hijos siguieran sus pasos profesionales en un 20,4% de los casos, aunque sólo un 5,4% de los niños quiere ser como ellos, porcentaje que se incrementa hasta el 12,7% en el caso de los niños con discapacidad.
Para la psicóloga Becerro de Bengoa, el hecho de que los más pequeños no quieran seguir los pasos profesionales de sus progenitores, está ligado a la edad, ya que "a medida que el niño va creciendo, va modificando su modelo a imitar, y pasa de querer ser como papá o mamá a seguir modelos más sociales, como puedan ser los deportistas más televisivos del momento".
Además, según la psicóloga este fenómeno evolutivo unido a la falta de conciliación familiar-laboral que impide a los padres pasar tiempo en casa con sus hijos, puede provocar que la reacción inmediata de los niños sea descartar automáticamente la profesión de sus progenitores.
Respecto a la profesión elegida, el 17,1% de los niños quiere ser futbolista, el 10,1% policía y el 7% ingeniero, las mismas que año tras año ocupan los primeros puestos del ranking vocacional de los niños españoles.
Por el contrario, el 22,7% de ellas quiere ser profesora, el 14,6% veterinaria (opción que se ha duplicado en el último año hasta alcanzar el segundo puesto más repetido) y el 12,2% médico.
"La profesión más deseada por parte de las niñas es sin duda la enseñanza, que está directamente relacionada con la benevolencia, con la ayuda a los demás, siguiendo además un modelo claramente significativo en su vida cotidiana que les aporta bienestar.
Por otro lado, los niños han optado por el reconocimiento: ser futbolista o policía supone ser admirado por los demás e implica un renombrado reconocimiento por parte de la sociedad", explican desde la Fundación Adecco.
Fuera de la tónica general, también hay niños que quieren seguir a sus ídolos y ser cantantes, modelos, actores, bailarines, famosos e, incluso, luchadores de pressing catch; otros sorprenden con profesiones de lo más modernas como tuneador de coches, probador de videojuegos, timbaler (percusionista) o rapero.
Por último, hay algunos con aspiraciones muy dispares que van desde el niño de 8 años que quiere ser sacerdote, al de 13 que quiere ser francotirador, o el de 8 cuya vocación es ser estafador.
Por último, destaca un solo niño de Castilla La Mancha de 10 años que quiere ser presidente del Gobierno, el único con vocación política y dotes de mando.
Según la encuesta elaborada por Adecco a más de 2.000 niños entre 4 y 17 años, el 75% antepone su vocación profesional al sueldo que aspiran alcanzar.
Sólo el 20% prefiere ganar mucho sueldo a desempeñar el trabajo de sus sueños.
Si se analizan estas respuestas por sexos, se comprueba cómo el porcentaje de niñas que priorizan la vocación asciende hasta el 81,4%, frente al 68% de niños.
De hecho, uno de cada cuatro niños aspira a ganar mucho dinero aunque no ejerza una profesión que le guste.
Este porcentaje, en cambio, desciende hasta el 14,8% en el caso de las niñas, que reflejan una orientación más vocacional en sus carreras profesionales.
Otra de las conclusiones de la encuesta es que los niños ya no quieren ser como sus padres.
En cambio, a éstos sí que les gustaría que sus hijos siguieran sus pasos profesionales en un 20,4% de los casos, aunque sólo un 5,4% de los niños quiere ser como ellos, porcentaje que se incrementa hasta el 12,7% en el caso de los niños con discapacidad.
Para la psicóloga Becerro de Bengoa, el hecho de que los más pequeños no quieran seguir los pasos profesionales de sus progenitores, está ligado a la edad, ya que "a medida que el niño va creciendo, va modificando su modelo a imitar, y pasa de querer ser como papá o mamá a seguir modelos más sociales, como puedan ser los deportistas más televisivos del momento".
Además, según la psicóloga este fenómeno evolutivo unido a la falta de conciliación familiar-laboral que impide a los padres pasar tiempo en casa con sus hijos, puede provocar que la reacción inmediata de los niños sea descartar automáticamente la profesión de sus progenitores.
Respecto a la profesión elegida, el 17,1% de los niños quiere ser futbolista, el 10,1% policía y el 7% ingeniero, las mismas que año tras año ocupan los primeros puestos del ranking vocacional de los niños españoles.
Por el contrario, el 22,7% de ellas quiere ser profesora, el 14,6% veterinaria (opción que se ha duplicado en el último año hasta alcanzar el segundo puesto más repetido) y el 12,2% médico.
"La profesión más deseada por parte de las niñas es sin duda la enseñanza, que está directamente relacionada con la benevolencia, con la ayuda a los demás, siguiendo además un modelo claramente significativo en su vida cotidiana que les aporta bienestar.
Por otro lado, los niños han optado por el reconocimiento: ser futbolista o policía supone ser admirado por los demás e implica un renombrado reconocimiento por parte de la sociedad", explican desde la Fundación Adecco.
Fuera de la tónica general, también hay niños que quieren seguir a sus ídolos y ser cantantes, modelos, actores, bailarines, famosos e, incluso, luchadores de pressing catch; otros sorprenden con profesiones de lo más modernas como tuneador de coches, probador de videojuegos, timbaler (percusionista) o rapero.
Por último, hay algunos con aspiraciones muy dispares que van desde el niño de 8 años que quiere ser sacerdote, al de 13 que quiere ser francotirador, o el de 8 cuya vocación es ser estafador.
Por último, destaca un solo niño de Castilla La Mancha de 10 años que quiere ser presidente del Gobierno, el único con vocación política y dotes de mando.