Gago volvió a tomar el tema de la Guerra de la Independencia en una serie de cuadernos a 17x24 titulada el Guerrillero Audaz.
La serie publicada en 1962 tuvo una vida muy corta ya que se redujo solamente a 26 números.
Se desconoce las razones de que esta serie fuera tan reducida en un creador tan prolífico que había llegado a 668 ejemplares con la primera serie del Guerrero del Antifaz, 230 con el Pequeño Luchador, 252 el Espadachín Enmascarado, 210 Purk el hombre de piedra.
Posiblemente la fórmula que había dado el éxito en otro tipo de aventuras no funcionó adecuadamente cuando los héroes de Gago debían luchar contra enemigos distintos de los pieles rojas, musulmanes o tribus prehistóricas.
El planteamiento del Guerrillero Audaz es similar al de otras historietas de Gago
El protagonista, Diego es el hijo de un agricultor acomodado de un pueblo cerca de Madrid, que se ve inmediatamente involucrado en el inicio de la guerra, participando en el Dos de Mayo e inmediatamente debe lanzarse a la lucha por venganza, ya que los franceses han fusilado a su padre.
Posteriormente hay una serie de persecuciones continuas en las que el héroe es acosado por un rival de nivel intermedio, el capitán Dunoy y cuando éste es eliminado por Diego le sustituye el general Lacastre - en ocasiones parece que ha sido degradado porque figura como coronel, lapsus debido a la necesidad de Gago de dibujar demasiadas series a la vez - tan cruel como el anterior.
Parte de la acción - tres cuadernos de la serie - tiene lugar en el sitio de Zaragoza donde el Guerrillero Audaz interviene en ayuda de los defensores.
La serie acaba con el levantamiento del sitio después de la batalla de Bailén, como si la guerra terminara con este episodio, de forma parecida a los comentados antes. A diferencia de otros tebeos el creador vierte en esta serie las mismas constantes que aparecen en otras suyas: revanchismo, violencia, crueldad, rebeldía, que tanto efecto producían en el consumidor infantil o adulto de esos años.
Sitio de Zaragoza
La aproximación histórica efectuada por Gago, además guionista de la serie, es algo más fiel que las otras; se dibujan una serie de viñetas del Dos de Mayo, aparece Murat, como una especie de gorila cruel y que además llega a tener un duelo a espada con Diego, así como el general Lefevre sitiando Zaragoza al que nuestro héroe deja atado y burlado en una ocasión. La serie sube el tono de violencia notablemente ya que los franceses aparecen como sádicos asesinos que fusilan y matan casi por el simple placer de hacerlo.
El Guerrillero Audaz tampoco actúa con generosidad, tanto él como su partida actúan “desinfectando” el país de los invasores franceses llamados aquí en varias ocasiones “franchutes” en vez de “gabachos”.
El personaje no se puede apoyar como en el caso del Guerrero del Antifaz en el trípode ideológico de raza, religión y patria sino en todo caso en el último de ellos.
El uso de la patria es más frecuente, menos confuso y más sencillo que en otras historietas, si bien en algún momento, se reprocha a la clase aristocrática su traición.
Aunque se habla de invasión francesa y defensa de España, el deseo de venganza es el principal motivo que mueve a la lucha al protagonista que continuamente encuentra motivos para querer vengar las atrocidades cometidas.
Incluso, el mismo, es azotado por los soldados del general Lacastre en la fuente de un pueblo.
Más suave en el tema de la crueldad que el Guerrero del Antifaz, se trata de una lucha del bien contra el mal y de afrentas que deben lavarse con la muerte de un francés, cuando esta se ha cumplido, surge una nueva acción, la quema de un pueblo por ejemplo, que es preciso vengar con extrema violencia y así habría seguido si la aventura se hubiese prolongado más allá del número 26.
No obstante esta serie a pesar de referencias históricas más numerosas, no deja de ser un tebeo de difusión muy popular sin ninguna pretensión artística, para que sea fácilmente asimilable por público infantil con bajo su nivel cultural.
Se podrían incluir aquí los mismos comentarios que otros expertos han efectuados sobre otras obras de Manuel Gago: la gran cantidad de violencia que emanan sus dibujos era una válvula de escape para un lector que vivía con una especie de rabia solapada y que la lectura del comic satisfacía, sin que transcendiese mucho más allá de una realidad desagradable.
Es destacar que en contraste con el Guerrero del Antifaz, el protagonista pertenece al campesinado acomodado - en varias viñetas se le llama amo Diego - y no a la clase aristocrática a la que Gago considera vendida al invasor.
Lo mismo que otros modelos, Diego se hace acompañar por un forzudo gorila y un muchacho rubio además de un bandolero redimido por su patriotismo. A diferencia de Freixas como ilustrador, Gago es historietista nato.
El dibujo de Gago en esta serie es dinámico dando importancia al movimiento y la figura dejando los fondos con grandes trazos a la imaginación del lector.
No obstante, las figuras son en ocasiones confusas y descuidadas en los detalles, pero eso funciona, y además es eficaz para un público poco sensibilizado por las formas conseguidas o bien acabadas. Solo se trataba de dar al consumidor acción con un poco de situación ambiental y esto se cumple. La similitud de indumentarias y fisonomías es otra de las características de los dibujos efectuados con demasiada prisa, debido a la necesidad de publicar historietas para poder subsistir por parte del dibujante.
En algunos dibujos se puede apreciar una cierta sensibilidad por el encuadre y la planificación, pero sin que se llegue a consolidar una estilística acabada debido a la urgencia de sacar el trabajo al mercado.
No en balde, el hijo de Gago ha confesado que su padre viajaba mucho y que gran parte de su producción se hacía de hotel en hotel y a veces sin dormir.Texto: Jesus Maroto
La serie publicada en 1962 tuvo una vida muy corta ya que se redujo solamente a 26 números.
Se desconoce las razones de que esta serie fuera tan reducida en un creador tan prolífico que había llegado a 668 ejemplares con la primera serie del Guerrero del Antifaz, 230 con el Pequeño Luchador, 252 el Espadachín Enmascarado, 210 Purk el hombre de piedra.
Posiblemente la fórmula que había dado el éxito en otro tipo de aventuras no funcionó adecuadamente cuando los héroes de Gago debían luchar contra enemigos distintos de los pieles rojas, musulmanes o tribus prehistóricas.
El planteamiento del Guerrillero Audaz es similar al de otras historietas de Gago
El protagonista, Diego es el hijo de un agricultor acomodado de un pueblo cerca de Madrid, que se ve inmediatamente involucrado en el inicio de la guerra, participando en el Dos de Mayo e inmediatamente debe lanzarse a la lucha por venganza, ya que los franceses han fusilado a su padre.
Posteriormente hay una serie de persecuciones continuas en las que el héroe es acosado por un rival de nivel intermedio, el capitán Dunoy y cuando éste es eliminado por Diego le sustituye el general Lacastre - en ocasiones parece que ha sido degradado porque figura como coronel, lapsus debido a la necesidad de Gago de dibujar demasiadas series a la vez - tan cruel como el anterior.
Parte de la acción - tres cuadernos de la serie - tiene lugar en el sitio de Zaragoza donde el Guerrillero Audaz interviene en ayuda de los defensores.
La serie acaba con el levantamiento del sitio después de la batalla de Bailén, como si la guerra terminara con este episodio, de forma parecida a los comentados antes. A diferencia de otros tebeos el creador vierte en esta serie las mismas constantes que aparecen en otras suyas: revanchismo, violencia, crueldad, rebeldía, que tanto efecto producían en el consumidor infantil o adulto de esos años.
Sitio de Zaragoza
La aproximación histórica efectuada por Gago, además guionista de la serie, es algo más fiel que las otras; se dibujan una serie de viñetas del Dos de Mayo, aparece Murat, como una especie de gorila cruel y que además llega a tener un duelo a espada con Diego, así como el general Lefevre sitiando Zaragoza al que nuestro héroe deja atado y burlado en una ocasión. La serie sube el tono de violencia notablemente ya que los franceses aparecen como sádicos asesinos que fusilan y matan casi por el simple placer de hacerlo.
El Guerrillero Audaz tampoco actúa con generosidad, tanto él como su partida actúan “desinfectando” el país de los invasores franceses llamados aquí en varias ocasiones “franchutes” en vez de “gabachos”.
El personaje no se puede apoyar como en el caso del Guerrero del Antifaz en el trípode ideológico de raza, religión y patria sino en todo caso en el último de ellos.
El uso de la patria es más frecuente, menos confuso y más sencillo que en otras historietas, si bien en algún momento, se reprocha a la clase aristocrática su traición.
Aunque se habla de invasión francesa y defensa de España, el deseo de venganza es el principal motivo que mueve a la lucha al protagonista que continuamente encuentra motivos para querer vengar las atrocidades cometidas.
Incluso, el mismo, es azotado por los soldados del general Lacastre en la fuente de un pueblo.
Más suave en el tema de la crueldad que el Guerrero del Antifaz, se trata de una lucha del bien contra el mal y de afrentas que deben lavarse con la muerte de un francés, cuando esta se ha cumplido, surge una nueva acción, la quema de un pueblo por ejemplo, que es preciso vengar con extrema violencia y así habría seguido si la aventura se hubiese prolongado más allá del número 26.
No obstante esta serie a pesar de referencias históricas más numerosas, no deja de ser un tebeo de difusión muy popular sin ninguna pretensión artística, para que sea fácilmente asimilable por público infantil con bajo su nivel cultural.
Se podrían incluir aquí los mismos comentarios que otros expertos han efectuados sobre otras obras de Manuel Gago: la gran cantidad de violencia que emanan sus dibujos era una válvula de escape para un lector que vivía con una especie de rabia solapada y que la lectura del comic satisfacía, sin que transcendiese mucho más allá de una realidad desagradable.
Es destacar que en contraste con el Guerrero del Antifaz, el protagonista pertenece al campesinado acomodado - en varias viñetas se le llama amo Diego - y no a la clase aristocrática a la que Gago considera vendida al invasor.
Lo mismo que otros modelos, Diego se hace acompañar por un forzudo gorila y un muchacho rubio además de un bandolero redimido por su patriotismo. A diferencia de Freixas como ilustrador, Gago es historietista nato.
El dibujo de Gago en esta serie es dinámico dando importancia al movimiento y la figura dejando los fondos con grandes trazos a la imaginación del lector.
No obstante, las figuras son en ocasiones confusas y descuidadas en los detalles, pero eso funciona, y además es eficaz para un público poco sensibilizado por las formas conseguidas o bien acabadas. Solo se trataba de dar al consumidor acción con un poco de situación ambiental y esto se cumple. La similitud de indumentarias y fisonomías es otra de las características de los dibujos efectuados con demasiada prisa, debido a la necesidad de publicar historietas para poder subsistir por parte del dibujante.
En algunos dibujos se puede apreciar una cierta sensibilidad por el encuadre y la planificación, pero sin que se llegue a consolidar una estilística acabada debido a la urgencia de sacar el trabajo al mercado.
No en balde, el hijo de Gago ha confesado que su padre viajaba mucho y que gran parte de su producción se hacía de hotel en hotel y a veces sin dormir.Texto: Jesus Maroto