En mi vida ha habido dos momentos mágicos. Dos explosiones de felicidad. Uno fue el 28 de agosto de 1999. Nació Miguel. Otro fue precisamente hoy pero hace cuatro años. Nació Gonzalo. La palabra nacer es maravillosa. La vida es maravillosa. Los hijos son una bendición. Nos hacen inmortales. Es la Ley de la Vida. Cuidamos y queremos a nuestros hijos tanto como nuestros padres nos quisieron a nosotros y tanto como aquellos querrán a los suyos. El Milagro de la vida y del amor. El retrato es de mi gran y admirado amigo, el maestro Bernal Romero.