LEY ACTUAL, nº 52, octubre 2013 |
Europa, abril 1917.
Tres años han pasado ya desde que comenzara la I guerra mundial.
El gas mostaza arrasa los campos que se tiñen de sangre repletos de cuerpos destrozados desparramados entre las alambradas y trincheras.
Pero una guerra no solo se libra en el frente.
En París las intrigas se suceden.
Una lucha sibilina entre Joseph Caillaux y George Clemenceau, actual y anterior presidentes del Gobierno francés. Los beneficios del negocio armamentístico se multiplican. En muchos casos esos mercaderes venden a ambos bandos.
Y los precios suben ante la multiplicación de la demanda por conseguir el arma definitiva que logre acabar con la guerra.
El desaparecido reportero de El Hombre Encadenado, Hector Casella, había descubierto un sello que oculta un terrible secreto que cambiaría el rumbo de la contienda.
Se sospecha que en ese sello hay pruebas que podrían incriminar a Joseph Caillaux de alta traición.
Todos lo buscan: tanto la Oficina Segunda, el servicio de inteligencia francés como la temible Aquila, mítica red de asesinos a sueldo del emperador alemán Guillermo II, el último Káiser. También, Silas Corey, ex periodista, soldado desmovilizado, y detective, contratado por Clemenceau. O la señora Zarkoff, heredera tras la muerte de su marido de una pujante empresa de fabricación de armas cuyo último prototipo tiene ilusionado al alto mando del ejército francés.
Tres años han pasado ya desde que comenzara la I guerra mundial.
El gas mostaza arrasa los campos que se tiñen de sangre repletos de cuerpos destrozados desparramados entre las alambradas y trincheras.
Pero una guerra no solo se libra en el frente.
En París las intrigas se suceden.
Una lucha sibilina entre Joseph Caillaux y George Clemenceau, actual y anterior presidentes del Gobierno francés. Los beneficios del negocio armamentístico se multiplican. En muchos casos esos mercaderes venden a ambos bandos.
Y los precios suben ante la multiplicación de la demanda por conseguir el arma definitiva que logre acabar con la guerra.
El desaparecido reportero de El Hombre Encadenado, Hector Casella, había descubierto un sello que oculta un terrible secreto que cambiaría el rumbo de la contienda.
Se sospecha que en ese sello hay pruebas que podrían incriminar a Joseph Caillaux de alta traición.
Todos lo buscan: tanto la Oficina Segunda, el servicio de inteligencia francés como la temible Aquila, mítica red de asesinos a sueldo del emperador alemán Guillermo II, el último Káiser. También, Silas Corey, ex periodista, soldado desmovilizado, y detective, contratado por Clemenceau. O la señora Zarkoff, heredera tras la muerte de su marido de una pujante empresa de fabricación de armas cuyo último prototipo tiene ilusionado al alto mando del ejército francés.
Otros personajes
secundarios tendrán un papel clave en el desarrollo de la trama. Nam, el misterioso mayordomo anamita
(del antiguo reino de Indochina) de Silas Corey.
El miserable impresor Didier Sordi que falsificaba certificados de defunción de soldados y los presentaba a sus familias que pagaban los gastos funerarios por adelantado.
O la bella Martha Betenfeld, dama de compañía del exclusivo club Javanais hasta su boda con el rico industrial, Henri Richer y tras su fallecimiento, una de las pocas pilotos de combate mujeres.
Todo ello en Silas Corey. La red Aquila (Dibbuks, 2012) con dibujo de Pierre Alary y guión de Fabien Nury.
El miserable impresor Didier Sordi que falsificaba certificados de defunción de soldados y los presentaba a sus familias que pagaban los gastos funerarios por adelantado.
O la bella Martha Betenfeld, dama de compañía del exclusivo club Javanais hasta su boda con el rico industrial, Henri Richer y tras su fallecimiento, una de las pocas pilotos de combate mujeres.
Todo ello en Silas Corey. La red Aquila (Dibbuks, 2012) con dibujo de Pierre Alary y guión de Fabien Nury.
Berlín, 1941. Hans Edelmann, un científico del Instituto de Investigaciones Atómicas Kaiser Wilhelm, fotografía clandestinamente los documentos y planos de la bomba atómica en cuya preparación trabaja.
El partido comunista alemán quiere hacer llegar esa información a Moscú para que el gobierno ruso consiga también disponer del arma atómica en el menor plazo posible.
Desde España, miles de falangistas voluntarios se alistan en la 250 Einheit spanischer Freiwilliger de la Wehrmacht, la mítica División Azul, para luchar en Rusia contra el comunismo.
Pero hay un traidor en sus filas.
El desenlace en: División Azul (de Ponent) de Fran Jaraba.
Davao, Filipinas, 1980.
Lara lidera un grupo de mercenarios, en un tiempo y en unos lugares en los que el protagonismo correspondía solo a los hombres. Lara siempre contesta a las preguntas que se le formulan sin trampas, transparente.
No considera necesario dar explicaciones ni justificaciones.
Ella tampoco las pide nunca.
Lara nunca rechaza una misión siempre que haya vidas inocentes en juego.
Ella no teme a morir.
Hace tiempo que dejó sus asuntos ordenados.
Planifica cada acto meticulosamente organizando a sus hombres de manera matemática, estudiando todos los escenarios posibles y minimizando riesgos.
Para ella, garantizar la seguridad de sus hombres es esencial.
Como en una partida de ajedrez, Lara coloca sus piezas: Tony es el que mejor puntería tiene pero si había que salir corriendo es el más lento.
Pierre es bastante malo disparando pero es el más ágil.
Evan y Darío no eran malos disparando pero poco eficaces en defensa personal mientras que a Nico era a quien Lara más pensaba que había que proteger, a pesar de que en un principio pareciera que era él quien ostentaba el mando.
Edrom, una empresa de material militar que puso en marcha Eduardo Romero, jugará un papel esencial en la novela.
Sus ingenieros son dalitas, hindúes de la casta más baja, los intocables y sorprenderá el destino final que tienen esas armas y sus beneficios.
Lo mismo sucederá con una empresa farmacéutica cuya misión es expandir de forma altruista a todo el mundo los resultados de sus investigaciones.
Distintas tramas se entremezclan en El mundo sigue girando (Círculo Rojo, 2012) la primera novela de Rosa María Arribas que ya va por su segunda edición.
La autora, que ha corrido con todos los gastos de la edición, dona el precio de venta al público íntegro a diferentes asociaciones como la Asociación Alba Pérez que apoya la investigación de los cánceres infantiles, en especial el sarcoma de Ewing que lleva a cabo el Hospital de San Joan de Déu de Barcelona o la Asociación del Deporte Solidario (ASDES) que lidera el incombustible Salva Macías.