A partir del 14 de mayo hasta el 22 de junio, el espacio de Tabacalera Promoción del Arte (Embajadores 51, Madrid) albergará la exposición "Ángel Haro. La tregua", una propuesta artística que busca integrarse en la singularidad del edificio.
Se trata de una instalación multidisciplinar que propone un recorrido simbólico a través de una serie de grandes piezas - pintura, escultura, espacio sonoro y audiovisual- que ocupará el espacio principal de Tabacalera.
Ángel Haro (Valencia, 1958) artista plástico con una dilata experiencia como escenógrafo y director de arte, interviene el complejo espacio de Tabacalera con una instalación híbrida de carácter escenográfico, en la que de manera independiente, las diversas disciplinas artísticas sugieren un diálogo emocional. El artista ha trabajado cada una de las piezas de forma autónoma pero integrándolas en un discurso global, jugando con la tensión que se produce entre el espacio, la materia y la luz.
En "Ángel Haro. La tregua" el artista alude a la pausa, a la incertidumbre de la espera de un conflicto latente, del que no podemos atisbar ni el principio ni el final.
Obertura, una obra fraccionada pero vinculada conceptualmente, es la contundente pieza que recibirá al visitante al entrar en el espacio y con la que Ángel Haro presagia el sentido múltiple y complejo del resto de la exposición.
Será el espectador el que, en su paseo por el laberinto de las salas, evoque su propio relato.
Se trata de una instalación multidisciplinar que propone un recorrido simbólico a través de una serie de grandes piezas - pintura, escultura, espacio sonoro y audiovisual- que ocupará el espacio principal de Tabacalera.
Ángel Haro (Valencia, 1958) artista plástico con una dilata experiencia como escenógrafo y director de arte, interviene el complejo espacio de Tabacalera con una instalación híbrida de carácter escenográfico, en la que de manera independiente, las diversas disciplinas artísticas sugieren un diálogo emocional. El artista ha trabajado cada una de las piezas de forma autónoma pero integrándolas en un discurso global, jugando con la tensión que se produce entre el espacio, la materia y la luz.
En "Ángel Haro. La tregua" el artista alude a la pausa, a la incertidumbre de la espera de un conflicto latente, del que no podemos atisbar ni el principio ni el final.
Obertura, una obra fraccionada pero vinculada conceptualmente, es la contundente pieza que recibirá al visitante al entrar en el espacio y con la que Ángel Haro presagia el sentido múltiple y complejo del resto de la exposición.
Será el espectador el que, en su paseo por el laberinto de las salas, evoque su propio relato.