Año 2010.
La crisis se encuentra en plena exuberancia.
Los empresarios se dan cuenta por fin que el problema ya no es vender sino cobrar lo vendido.
Los concursos de acreedores se multiplican.
El mundo del cómic no es ajeno a la dramática situación y reduce las nóminas de sus dibujantes.
Para muchos autores se hace imposible sobrevivir.
Algo hay que hacer.
Y a Xavier Carrasco, Bié (Barcelona, 1966) no se le ocurre otra cosa que hacerse emprendedor… del taxi.
Y cual Robert de Niro cañí pisteará (callejeará) la noche barcelonesa, encorchando (buscando) clientes y esquivando pitufos (policías locales), simpas (clientes que se van sin pagar), piratas (taxis ilegales) y los temibles atracadores.
Y como de la casta le viene al galgo, toda esta experiencia no podía otra cosa que inmortalizarse en un tebeo.
Desde un taxi dando vueltas por la gran ciudad Bié observa y reflexiona.
La ciudad está cargada de historia y de historias.
De llanto y de risa.
De dolor y de alegría.
De compañerismo y de ignominia.
Llena de semáforos, monumentos, vehículos, semáforos, texturas, olores, colores, pintadas en paredes, en contenedores, en bancos, en semáforos.
El sempiterno semáforo con sus luces rojas, verdes y las intermitentes amarillas que guían a los peregrinos de la jungla de asfalto.
Y en medio de todo, el taxi como metáfora de una sociedad que pierde la vida para ganarse el pan y que solo es realmente libre cuando baja la bandera y se transmuta en ocupado.
Surrealismo autóctono.
La crisis acabará cuando nos acostumbremos a ella.
Heraldo de Aragón, artes & Letras, 19 de junio de 2014
Taxi Driver Bié Panini, Gerona, 2014
ISBN: 9788490247082 Libro en tapa dura. 128 páginas.
La crisis se encuentra en plena exuberancia.
Los empresarios se dan cuenta por fin que el problema ya no es vender sino cobrar lo vendido.
Los concursos de acreedores se multiplican.
El mundo del cómic no es ajeno a la dramática situación y reduce las nóminas de sus dibujantes.
Para muchos autores se hace imposible sobrevivir.
Algo hay que hacer.
Y a Xavier Carrasco, Bié (Barcelona, 1966) no se le ocurre otra cosa que hacerse emprendedor… del taxi.
Y cual Robert de Niro cañí pisteará (callejeará) la noche barcelonesa, encorchando (buscando) clientes y esquivando pitufos (policías locales), simpas (clientes que se van sin pagar), piratas (taxis ilegales) y los temibles atracadores.
Y como de la casta le viene al galgo, toda esta experiencia no podía otra cosa que inmortalizarse en un tebeo.
Desde un taxi dando vueltas por la gran ciudad Bié observa y reflexiona.
La ciudad está cargada de historia y de historias.
De llanto y de risa.
De dolor y de alegría.
De compañerismo y de ignominia.
Llena de semáforos, monumentos, vehículos, semáforos, texturas, olores, colores, pintadas en paredes, en contenedores, en bancos, en semáforos.
El sempiterno semáforo con sus luces rojas, verdes y las intermitentes amarillas que guían a los peregrinos de la jungla de asfalto.
Y en medio de todo, el taxi como metáfora de una sociedad que pierde la vida para ganarse el pan y que solo es realmente libre cuando baja la bandera y se transmuta en ocupado.
Surrealismo autóctono.
La crisis acabará cuando nos acostumbremos a ella.
Heraldo de Aragón, artes & Letras, 19 de junio de 2014
Taxi Driver Bié Panini, Gerona, 2014
ISBN: 9788490247082 Libro en tapa dura. 128 páginas.