El Periódico de Aragón |
José Luis Cuerda (Albacete, 1947) presentó en Zaragoza de la mano de Portadores de Sueños su último libro, Tiempo después (Pepitas de calabaza).
Prefiere el director de las maravillosas películas Amanece que no es poco (1988) y Así en el cielo como en la tierra (1995), a los pícaros frente a los sinvergüenzas.
A aquellos los admira y respeta, a éstos los maldice y vilipendia.
También desprecia el despilfarro, la avaricia y la estulticia.
Se confunde en su diagnóstico sobre la fiscalidad de las Sicav (idéntico al del resto de Instituciones Colectivas) pero no en su crítica al cortoplacismo de los mercados financieros a los que tacha de miopes.
¿Qué le dice un caracol a otro? Que va a echar a correr en cualquier momento.
El maestro se reconoce adicto a la tecnología mientras tuitea que lo digital se ha sofisticado excesivamente.
El tacto era más prudente.
Y más gustoso.
Se reconoce antisistema por que no le gustan los corruptos.
Preguntar y preguntarse.
Esa es la manera.
Encontrar algunas respuestas, una bendición, confiesa clarividente.
¿Conocerá Cuerda a Kazimieras G. Prapuolenis (Hoboken, Nueva Jersey, 1959), alias Kaz, el mejor dibujante de cómic de humor vivo, según Charles Burns (para mí el mejor es Furillo).
Kaz retrata el caos de los mercados financieros, los efectos gregarios y las tarjetas black en sus cómics, no muy normales que digamos (Sub-mundos, Autsider)
¿Les parece raro que unos ganchitos vestidos de soldados se parapeten tras barricadas de pañuelos de papel?
Más raro me pareció a mí que una compañía como Terra llegara a cotizar a 157 euros, más que la suma de todas las empresas del sector eléctrico español juntas.
En cualquier caso, la ayuda aérea de los ganchitos generó una lluvia de burbujas pero no financieras sino de espuma.