En la lectura está la felicidad

En los años sesenta, el gobierno norteamericano puso en marcha un programa ultrasecreto en todas sus bases de Europa, incluida la de Zaragoza…
El objetivo: responder a un posible ataque nuclear (núcelar, la palabra es núcelar, pregúntenle a Homer Simpson) con una nueva arma devastadora, capaz de funcionar por si misma sin necesidad del ser humano. El horror ha despertado y su mecanismo se ha activado.
La amenaza robótica (Terrer, Azagra y Revuelta, Gp) se cierne sobre las desoladas tierras aragonesas.
Menos mal que el último aragonés vivo, Jorge Asín, contará con aliados de excepción: el zaragocista Pablo, Montañes el gordico de Los Gandules, Alfonso I el Batallador y Juan de Lanuza el Justicia de Aragón.

Las cuatro estaciones (Loeb y Sale, ECC) descubre al Superman más humano, más ingenuo, más amable, más tímido. Los amigos siempre serán tu apoyo.
Tu pueblo siempre será tu hogar.
Y los malvados no descansan en su pérfida misión.
Un cómic que cobra su importancia tras los atentados de París que vuelven a poner encima de la mesa el debate sobre la seguridad ciudadana. Lex Luthor quiere sustituir a Superman como protector de Metrópolis con sus Guardianes de la Ciudad.
Pero la autocompasión es para los débiles.
La maquinaria de LexCorp se pone en funcionamiento y hablará con los jueces adecuados, ofrecerá un donativo oportuno a los mandos policiales y utilizará favores que tenía reservados para otros menesteres. Dicen que Superman puede cambiar los cursos de los ríos pero ¿qué sabe de la fragilidad de la condición humana? Ser el hombre más poderoso del mundo no significa nada si se encuentra solo.

Chas de Salduba a Las Vegas (Eduardo Laborda, Iris Lázaro) es un homenaje a Marcial Buj Luna (1909-1959) periodista y humorista gráfico de Heraldo de Aragón.
Entrevistó a Salvador Dalí, a Pilar Bayona, a Marín Bagues, a Perico Chicote y a muchos más famosos de la época. Caricaturizó a la alta sociedad aragonesa con su esquemático lápiz, delicado y elegante.
Y a los futbolistas del Real Zaragoza. Y también dibujó cómics que eran en realidad modernos y disparatados publirreportajes que aunaban entretenimiento y gancho comercial.
Su humor gráfico es descarnado.
“Dicen que va a haber crisis” se pregunta un señor “¿Pero aún más?” se sorprende otro.
 “Los norteamericanos protestan por la Ley Seca. ¡Ya los quisiera ver yo en los Monegros!” proclama un labriego aragonés en otra viñeta publicada en 1932.

¿Existe la felicidad? se pregunta Toño Fraguas (Penguin Random House)
¿Es el consumo, la posesión, la acumulación de objetos, cosas, dineros, sensaciones, experiencias o deseos satisfechos?
¿No se encontrará más bien en la creación, la innovación, la colaboración?
¿Qué hay de verdad y que hay de mentira, de postureo, de paripé?
¿Somos realmente tan felices como afirman las encuestas del CIS?
Atención: todos creemos que somos muy felices y todos creemos que los demás no son tan felices como dicen ser. ¿Somos felices en valor absoluto?
¿O lo somos, en términos relativos, en comparación con la felicidad de los demás?
¿Nos vemos de una manera y nos gustaría vernos de otra?
¿Nos ven de una manera y nos gustaría que nos vieran de otra?
¿Hacemos algún esfuerzo por cambiar lo que no nos gusta? ¿O le endiñamos la culpa a los demás? ¿Conocen a Henry David Thoreau (1817-1862)?
Pues les recomiendo el cómic La vida sublime (Maximilien Le Roy y A. Dan, Impedimenta).

Publicado en diciembre de 2015 en Actualidad de las empresas aragonesas