Política, diálogo y corrupción

Foto: Miguel Royo Gasca
La base de la convivencia es el diálogo.
La plática entre dos o más personas que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos.
Las discusiones tratan de buscar la avenencia.
La negociación implica buscar el óptimo social que satisfaga la mayor utilidad social posible.
Por eso resulta frustrante las conversaciones de besugos o las de sordos, cháchara sin coherencia lógica o en la que los interlocutores no se prestan atención.
Paripé del que nuestros políticos son especialistas en cualquiera de estas acepciones.
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