19:30 horas. Presentación en El contenedor de Ideas C/ Bolonia nº 18 Zaragoza 10 de marzo |
Según el diccionario de la Real Academia española de la lengua, la palabra complot, de origen francés, es una conjuración o conspiración de carácter político o social.
Esta confabulación de unos contra otros necesariamente hace de la intriga su característica principal.
Uno de los cómics referente en el género es la saga XIII con guión de Jean Van Hamme (1939) y dibujos de William Van Cutsem, Vance (1935) y que comenzó a publicarse en 1984 seriada en la revista Spirou.
Ese mismo año se lanzaría en álbumes año tras año hasta 2004 en el que la historia finaliza con un libro ilustrado y fuera de serie que incluye comentarios sobre parte de la trama.
El éxito del cómic propiciaría la aparición de un juego de rol, un videojuego (desarrollado por Ubisoft) y varias miniseries de televisión, la primera con Stephen Dorff (1973) y Val Kilmer (1959) como protagonistas y otra en 2011 con Stuart Townsend (1972).
Prueba de la importancia de la saga en el cómic francófono es que uno de los álbumes sería dibujado por Jean Giraud, Moebius (1938-2012).
Tras la conclusión de la superventas serie, otros autores se han apuntado a seguir explorando el universo XIII, desde Xavier Dorison (1972) y Ralph Meyer (1971) hasta Joël Callède (1972) y Sylvain Vallée (1972) en la colección XIII: Mistery que ya va por su séptima entrega. En España XIII y XIII:Mistery ha sido publicada por Norma Editorial.
Los belgas se ¿inspiraron? ¿Homenajearon? ¿Plagiaron? en la novela The Bourne Identity (1980) de Robert Ludlum (1927-2001) de la que también habría similar película en 2002 (Doug Liman, 1965) y secuelas con Matt Damon (1970) en el papel de Bourne. A pesar de todo, XIII es una adictiva serie que se disfruta una y otra vez en cada relectura.
Mejor de forma ordenada que independiente para la plenitud comprensión de sus constantes giros argumentales y flashbacks.
Un joven aparece moribundo en la orilla de una playa tras haber sido disparado. Tras recuperarse su mente se ha quedado en blanco: no recuerda nada. Ni siquiera recuerda su nombre. Sin embargo no es una persona común. Hombres enviados por la organización criminal La Mangosta intentan asesinarlo.
Pero nuestro protagonista responde con unos reflejos y unas dotes para la lucha propias de un soldado profesional.
A partir de ahí, la búsqueda de su identidad desenmaraña la existencia de organizaciones terroristas nacionales e internacionales, complots para derrocar al gobierno de Estados Unidos y de países latinoamericanos, de tiranos y de luchadores por la libertad, de corruptelas, tráfico de armas, operaciones financieras fraudulentas pergeñadas por multinacionales de la alimentación y el petróleo, búsquedas de tesoros e incursiones clandestinas del Ejército norteamericano en países vecinos. Y también de pasiones, violencia, miserias y abusos de poder.
Otro de los atractivos de la serie son sus carismáticos y misteriosos personajes.
¿Quienes son realmente Alan Smith, Steve Rowland, Jason MacLane, Kelly Brian, Ross Tanner, Hugh Mitchell, Randolph Dowell o John Fleming?
¿Cómo no enamorarse de la fría, expeditiva y atractiva teniente Jones, mano derecha del General Ben Carrington, creador de las fuerzas de élite SPADS?
Decisivos en la trama son el Coronel Samuel Amos, veterano agente del FBI y su némesis, La Mangosta y su equipo de asesinos a sueldo como la rusa Irina Svetlanova.
O los magníficos secundarios: el aristócrata francés Armand de Preséau, María y Jorge (El ángel) de los Santos, hijos del derrocado presidente de Costa Verde, José Enrique de los Santos y que luchan contra el régimen del General Ortiz y su secuaz, el coronel Juan Peralta, jefe de la PSP (Policía Secreta Presidencial) o Zeke Hathaway, antiguo dueño del periódico Mountain News, en Greenfalls.