La muerte (Irene Márquez, Autsaider)
¿Hay algo más patético y ridículo que suicidarse por amor? La alta sociedad del romanticismo no pensaba así.
Muchos artistas jóvenes imitaban al delicado y apuesto joven Werther de la novela epistolar de Goethe. Estúpidos.
Ya en esos años el liberalismo en tela de juicio ¿el derecho a la libertad individual más puro no es el suicidio?
No.
El problema es que no hay nadie al volante.
Irene Márquez funciona a modo de las sales a base de amoniaco que inhalaban las marquesas que, ante disgustos y escándalos, se desmayaban.
Aquí, el ingrediente activo que es el carbonato de amonio es un estimulante del sistema respiratorio.
La muerte es humor negro, tierno, cruel, compasivo, cotidiano, sobrenatural, risa floja, groserías, escarnio, mofa, burla, chanza, bromas, befa, chufla, cuchufletas desazón, tragedia, enfermedad crónica, dolor y miedo ante la certeza de que todos vamos a morir.
Y hay para todos: condenados a la pena capital, suicidas, duelo, accidentes fatales, crímenes, viudas y huérfanos, bebes, novios, granjeros, hadas...
- #Arteconesdrújulas
- #Enjundiaviñetada
- #Humornegro
- #Molación
- #Noficción
- #Rollounderground
- #Virtusosimo top
Sátira del suicidio romántico, Leonardo Alenza (1.807–1.845)
Un escritor fracasado, delgado, enfermizo (símbolo de elegancia, de estar a la última en el XIX. Incluso algunos contraían a posta la tuberculosis…) y melenudo quiere acabar con su vida arrojándose por un barranco (y por si falla, clavándose un puñal). A sus pies, papeles, libros, tintero, espada, calavera, cruz y corona de laurel marchita.Sueños de un seductor. Woody Allen y Diana Davila
- Es un Jackson Pollock precioso.
- Si que lo es.
- ¿Qué le sugiere a usted?
- Ratifica la absoluta negatividad del Universo. El odioso vacío solitario de la existencia. La nada. El predicamento del hombre dedicado a vivir una desierta eternidad sin Dios, como una diminuta llamita que relampaguea en un inmenso vacío donde sólo hay desperdicio, horror y degradación, formando una inútil camisa de fuerza que aprisiona un cosmos absurdo.
- ¿Qué haces el sábado por la noche?
- Me voy a suicidar.
- ¿Y el viernes?